10 Ideas para una crianza multilingüe respetuosa
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Criar bilingüe/multilingüe está muy de moda en estos tiempos, pero pocos hablan de una crianza multilingüe respetuosa.
Las familias que deciden educar a sus hijos bilingües/multilingües son en general muy conscientes de las ventajas que representa poder hablar más de una lengua en forma fluida.
Esta crianza puede darse en forma orgánica y amena, pero muchas veces puede convertirse en tema de conflictos y roces familiares.
Son muchas las razones por las cuales una crianza multilingüe respetuosa no se lleva a cabo. En muchos casos por presiones externas, en otros por falta de tiempo, recursos, conocimiento o por no respetar los tiempos de maduración de cada niño.
Los padres y madres de hijos bilingües o trilingües nos encontramos todos los días, con la necesidad de desarrollar estrategias para que el o los idiomas minoritarios (los que habla la mayoría del lugar donde vivimos) no cedan ante la presión de hablar el idioma de la mayoría.
No se trata de de no hablar el idioma vehicular o de obligar a los niños a hablar nuestro idioma, sino de construir estrategias que los ayuden a desarrollar ambos de la mejor manera posible.
Al mismo tiempo significa reconocer mis limitaciones como padre/madre para resolver algunas cuestiones lingüísticas y también aceptar los tiempos de maduración de nuestros hijos.
Es decir, no todos los niños comienzan hablar a la misma edad y no todos los idiomas se van a desarrollar al mismo ritmo. Una crianza multilingüe respetuosa comienza reconociendo y aceptando las posibilidades y las limitaciones del grupo familiar.
Sé que esta tarea a veces no es fácil de llevar a cabo. Por eso he reunido en este artículo algunas ideas centradas sobre todo en familias binacionales o en situación de migración.
Algunas ideas para poner en práctica
1. Hablar con los niños siempre en nuestra lengua materna y de no ser posible, establecer espacios claros donde siempre se habla.
Nuestra lengua materna es la que conocemos mejor y con la que podemos expresar mejor nuestros sentimientos. Cuando hay gente que no la entiende, podemos traducirles luego, si es necesario, lo que dijimos.
Si se sienten ofendidos, podemos explicarles que es la única forma de que nuestros hijos no pierdan el tesoro de tener otra lengua y la mejor forma de que aprendan la lengua vehicular.
Soy consciente de que a veces incluso con todas estas explicaciones la presión social es tan grande que no podemos llevarlo a cabo.
No te preocupes, siempre puedes elegir otra estrategia como “en casa una lengua, afuera otra” o “en la semana una lengua, el fin de semana otra”.
Lo importante es que atesores esos momentos y trates de disfrutarlos.
2. No corregir a los niños cuando utilizan mal la lengua, o mezclan idiomas.
Cuando corregimos a nuestros hijos diciendo no se dice “¿Me das Wasser?” se dice “¿Me das Wasser?” estamos concentrando la atención en el error y eso a la larga es contraproducente.
No sólo porque puede generar miedo a equivocarse y experimentar con la lengua (que es lo que queremos) sino también porque frenamos el flujo de la conversación.
En vez de corregirlos o decirles, eso no se dice así, es mejor repetir lo que dijeron en forma correcta, para no desanimarlos o generarles frustraciones.
Si el niño o la niña preguntan: ¿Me das Wasser?
Contestamos: ¿Quieres agua?
Piensa cómo te sientes tú cuando estás hablando en la lengua que menos manejas y te corrigen y cómo sería si lo hicieran de esta otra forma.
Mis hijos, ahora de 14 y 16 años lo hacen conmigo cuando hablo en suizo y me llena de felicidad que lo hayan incorporado como natural.
3. Leer cuentos en la lengua minoritaria, escuchar y ver juntos cuentacuentos.
La hora de los cuentos es un espacio mágico donde creamos y profundizamos vínculos afectivos con nuestros hijos, además de incentivar su imaginación, aumentar su vocabulario y el contacto con la parte expresiva de la lengua.
En estos momentos internet está lleno de recursos de calidad para incentivar a los niños. La oferta de libros bilingües (que mamá lee en un idioma y papá en otro) va en aumento.
Los cuentacuentos son también una actividad que se puede visitar o ver en línea en familia.
4. Utilizar juegos de dedos o canciones motrices en la lengua minoritaria.
A los niños les encantan y no se cansan de escucharlos. Los juegos de dedos son un recurso que existe en casi todos lo idiomas. A veces no es fácil encontrarlos en idioma español por ello te dejo aquí algunos.
5. Participar con ellos en clases de música e idioma
Los talleres de desarrollo del lenguaje a través de la música y el movimiento como las que dictamos en Ronda redonda, son un recurso muy valioso para desarrollar el lenguaje, conectarse con la cultura y estrechar vínculos afectivos con nuestros hijos/as. Además en estos grupos los niños y niñas donde puedan compartir experiencias creativas con otros pares bilingües.
6. Mantener y cuidar el contacto con la parte de la familia que habla nuestro idioma.
Las llamadas telefónicas a veces son difíciles y los niños se fastidian, pero las videoconferencias los entusiasman bastante. ¡¡Mis hijos tienen una relación estrecha con sus abuelos gracias a internet que hasta permite que la abuela les cuente cuentos!!
Sobre todo en estos últimos tiempos donde nuestra realidad se ha visto tan profundamente revolucionada por la pandemia, es muy importante mantener los vínculos afectivos aunque sea en línea. Resguardar un espacio para mantener los vínculos familiares con los que no tenemos contacto cotidiano es un parte importante de esta crianza multilingüe respetuosa, ya que esa parte de la familia es también parte de la identidad de nuestros hijos.
7. Las visitas a la familia o a países donde se habla nuestra lengua.
Estar inmerso durante varios días en un ambiente donde sólo se habla la lengua que estamos intentando transmitir ayuda enormemente al desarrollo de la misma, ya que los niños se ven inmersos no sólo en situaciones idiomáticas sino también culturales y afectivas que le dan significado a lo que aprenden y hacen que esto se fije de forma más efectiva.
8. La asistencia a jardines de infantes o escuelas bilingües.
Esto puede ayudar sin duda al desarrollo del lenguaje de nuestros niños y niñas siempre y cuando el jardín tenga pautas claras sobre el tema bilingüismo, las maestras no mezclen los idiomas (o se habla uno o el otro) y no se trate sólo de un recurso de marketing.
9. Jugar juntos a juegos didácticos que ayuden a desarrollar el idioma
Hoy en día existen en el mercado muchos juegos didácticos para desarrollar el lenguaje, como por ejemplo el juego “Vamos de compras” que puede jugarse en todos los idiomas y permite a los niños aprender los nombres de los negocios y las cosas que podemos comprar en ellos, además de los número y colores.
10. Nunca darse por vencido/a.
Los niños siempre pasan por etapas en las que no quieren hablar su segunda o tercera lengua, es normal. Si nos mantenemos pacientes y seguimos hablando con ellos en nuestra lengua sin presionarlos y ofreciéndoles siempre oportunidades agradables relacionadas con el idioma, en algún momento la fase pasa y vuelven a utilizarlo con alegría.
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